Los intentos de atraco a casinos más desastrosos

En el cine, casinos y robos van casi siempre de la mano. Estamos acostumbrados a presenciar impresionantes atracos a estos locales a través de películas, en las que, con excelente planificación, bandas de expertos ladrones consiguen dar el gran golpe en casinos de todo el mundo. Mesas de blackjack, póker, baccarat, dados, ruletas o incluso las propias cámaras acorazadas, son asaltadas magistralmente ante el asombro e impotencia de los responsables y equipos de seguridad.
A lo largo de la historia, han sido muchos los que han intentado replicar sus films favoritos para desvalijar casinos, convencidos de la fiabilidad de sus planes y olvidando que, en la vida real, no existen los finales Made in Hollywood. En este post os presentamos tres saqueos que acabaron de la manera más inesperada.

El atraco (casi) perfecto más chapucero 

En diciembre de 2010, un estudiante de medicina de 29 años de la Universidad de Nevada en Estados Unidos, decidió revertir su estado de bancarrota atracando el Casino Bellagio de la ciudad de Las Vegas. Lo cierto es que Anthony Carleo, que así se llama el protagonista, no era inexperimentado en esto de los robos ya que cinco días antes, asaltó el Casino Suncoast, situado a 20 minutos de su segundo objetivo. Allí consiguió 18.945 dólares en efectivo y confiado de que nada podría volver a salir mal, se dispuso a repetir la hazaña. El bandido de la motocicleta, como le bautizó la policía, aparcó su Suzuki negra frente al Bellagio y sin quitarse el casco y empuñando un arma, entró directamente a la mesa de los dados. Gritó a los jugadores para que se movieran y sin disparar un solo tiro, recogió las fichas de la mesa, las guardó en su mochila y se marchó con su moto.  Cometió el golpe perfecto, ya que nadie pudo reconocerlo, pero un pequeño detalle dio al traste con su alegría porque los 1,5 millones de dólares que consiguió en fichas solo podían ser canjeados en el mismo casino. En aquel momento Anthony, hijo de un reputado juez, comenzó a pensar la manera de convertir esas monedas de plástico en dinero metálico. El casino movió ficha rápidamente anulando las del valor más alto (25mil dólares) y marcando un plazo para que solo pudieran retirarlas los jugadores que las tenían antes del robo. Con esta medida, a Carleo le quedaban 400 mil dólares en fichas de menor valor, que fue cambiando en varias ocasiones haciendo ver que ganaba con sus apuestas hasta que un crupier sospechó de él. Los investigadores se las ingeniaron para obtener todas las pruebas necesarias hasta el punto de que un agente encubierto se hizo pasar por un comprador y el ladrón le intentó vender una de las fichas de 25 mil dólares. Anthony Carleo fue detenido el 2 de febrero de 2011 y condenado a nueve años de prisión.

Amor, robo y desengaño

A menudo las pruebas de amor son desorbitadas, y para muestra, la llevada a cabo por Heather Tallchief y Roberto Solís. A la pareja no se les ocurrió otra que organizar un robo al casino Circus Circus de Las Vegas, al más puro estilo “El Dioni”, para gritar al mundo que estaban enamorados. La mujer, que en octubre de 1993 contaba con 21 años, trabajaba como conductora de una compañía de vehículos blindados y acordó con su pareja, 22 años mayor que ella, secuestrar un furgón que contenía 2,5 millones de dólares propiedad del casino. Una vez reunidos y con semejante cantidad en sus manos, los enamorados se dirigieron hasta el aeropuerto de Las Vegas donde tomaron un avión privado dirección a Denver. Con la justicia persiguiéndoles y una nueva vida como prófugos, los sentimientos salieron por la puerta cuando entró el dinero, puesto que Solís desapareció con el botín dejando a Tallchief y a su bebé con tan solo 1.000 dólares. Después de años escondida en los que deambuló por distintos países europeos, la mujer se entregó a las autoridades americanas en 2005, argumentando que el robo se cometió bajo la manipulación de su excompañero sentimental y fue sentenciada a 5 años de cárcel.

La avaricia rompió el saco

La avaricia, la soberbia, la lujuria, la ira, la gula… todos son pecados capitales y todos forman parte de la personalidad de Reginald Johnson, el protagonista del último atraco desastroso que os contamos. Este hombre se obsesionó con dar un gran golpe en el casino Treasure Island de Las Vegas, y en solo cinco meses, lo asaltó tres veces. En las dos primeras consiguió su propósito, llegando a hacerse en la segunda de ellas con un botín de 30.000 dólares. No contento, Johnson, que en el momento de los hechos tenía 27 años, se aventuró a robar en el emblemático local por tercera vez el 12 de diciembre del 2000, pero ante la imposibilidad de conseguir su objetivo, disparó a un guardia de seguridad por la espalda y a un empleado a través de las rejas de seguridad que la dirección había instalado para evitar más robos. El delincuente fue detenido y durante el juicio, alardeó de sus delitos vacilando a todos los presentes en la sala, amenazando incluso al juez y haciendo sugerencias sexuales al fiscal. Al proyectarse las grabaciones del golpe, el criminal comenzó a reír cuando se vio disparando al vigilante de seguridad, pidiendo palomitas porque lo sucedido le parecía digno de grandes películas de asaltos. Con todo esto, la condena sobre él fue de 1.560 meses, o lo que es lo mismo, 130 años.

Como podéis ver la realidad, en muchas ocasiones, supera a la ficción, aunque los finales y las consecuencias, distan mucho de lo que vemos en las películas. Para nosotros estos son los 3 casos más desastrosos, aunque existen muchos más y seguirán sucediendo otros tantos, en nuestro casino online Lowen-Play os ofrecemos una experiencia de juego completamente segura. Y recuerda, juega siempre con responsabilidad.